Todavía no se ha acabado el buen tiempo, así que aprovecha las semanas que quedan de sol para disfrutar de tu embarcación en los mejores parajes de la costa catalana. Es un buen momento para escaparte por la Costa Brava, descubrir sus calas, ahora más que nunca casi desérticas.
La Costa Brava es uno de los tesoros del patrimonio catalán, una belleza continua que empieza en la frontera con Francia y acaba en el pueblo de Blanes. Es salvaje y escarpada, tiene 80 millas náuticas con un total de 26 puertos y 100 lugares para fondear. Normalmente es un mar tranquilo y amable pero se tiene que tener cuidado cuando sopla la tramontana, y cuando más en el norte, más fuerte soplará. Los cabos de San Sebastián, Begur y Creus actúan como sucesivas barreras naturales.
Algunas de las calas del norte que no te puedes perder
La Cala de Port Bou. Se encuentra en el sur del cabo Falcó. Es una cala bastante profunda hasta muy pocos metros de la playa en que se puede fondear perfectamente. Todavía abrigada por los vientos del N, el mar entra y origina una fuerte resaca, por lo tanto puede considerarse como embarcadero y cala de refugio para casos de absoluta necesidad.
Cala Colera. Expuesta a importantes rulos de viento que bajan de la montaña, a pesar de encontrarse en el abrigo del N y NW, es ideal para fondear por la parte norte, a 200 metros de la playa.
Cala Garvet. Magnífica y tranquila. Tiene 1 km de longitud y 600 m de anchura. Comprendida entre los Cabos es Raso y Lladró, se encuentra abierta a vientos del NE-E-SE.
Puerto de Llançà. Ideal para pasar la noche si no sopla viento de tramontana o de levante. A 15 quilómetros de la frontera francesa y enlazado con Figueres y Port Bou. Es una costa poco profunda con muchas rocas por eso conviene darle resguardo. El fondo es de arena.
Cala Portaló. Cala totalmente rodeada por altos acantilados. Ofrece un buen resguardo excepto por tramontana. Formada por una serie de calas más pequeñas, tiene una cadena de rocas bajas en la entrada que actúan como espigones naturales.
Cala Prona. Es una de las calas más bellas de la Costa Brava y por tanto buen lugar para pasar la noche fondeados. Tiene 50 metros de ancho en la entrada y 120 metros de largo. El fondo de la cala es de arena con algunas piedras.
Cala Galladera. Formada por tres calas con orientación este, oeste y sur. La más interesante es la que queda hacia el oeste. Buen refugio de los vientos de tramontana. Lugar solitario, alejado y paradisíaco. Tiene unos 200 metros de largo y 40 metros de ancho.
Cala Gillola. Es una buena alternativa a Port Lligat, especialmente en verano. Al estar expuesta al S y SE, resulta un buen anclaje y muy abrigado de los vientos del N, que reinan con frecuencia en esta zona.
Cala Juntulls o Juncull. A 2 millas, en el sur de Cadaqués en un macizo elevado y montañoso. Abrigada de los vientos del este, ofrece lugares donde fondear y practicar el submarinismo.
Esta es solo una pequeña selección de algunas de las bellas calas del norte de la Costa Brava. Seguro que en el viaje, encontrarás un montón de rincones espléndidos donde disfrutar del paisaje diverso del litoral gerundense, te espera un espectáculo visual.
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